domingo, 25 de junio de 2017


Por María Isabel Pardo Bernal

25 de Junio de 2017.

 


 

SOS PLANETA TIERRA

...La agonía que no cesa... Y ya me da igual quién o qué ha causado el incendio, el caso, es que cada día, por una u otra causa, vamos arrasando nuestro hábitat. El Planeta necesita urgentemente enfriar su temperatura. España es especialmente vulnerable al cambio climático, tenemos una situación privilegiada, y a la vez muy frágil. Siempre hemos tenido problemas por la escasez de agua, sobre todo en la mitad sur. Ahora, el problema es agónico. Si no nos concienciamos ¡YA! y comenzamos, ¡TODOS!, a tomar medidas y a cambiar ciertos hábitos, el desierto avanzará hasta hacer inviable la agricultura, y más tarde la vida. Estamos asistiendo atónitos a la desaparición de la primavera y del otoño, a fenómenos meteorológicos brutales, vemos como especies animales de lugares desérticos y también de climas más tropicales, se establecen con facilidad en nuestra tierra... No podemos seguir siendo espectadores pasivos. Sin agua, el sector de la agricultura, con todo lo que lleva, alimentación, etc, y el sector turístico, aunque parezca mentira, se HUNDEN. Nos quedamos sin pulmones verdes, sin nuestras admiradas y queridas costas. Los veranos con altas temperaturas son devastadores. Es muy triste pensar que muchos de los incendios que se producen se podrían evitar si la Administración pusiera los medios mínimos necesarios, y si los ciudadanos colaboráramos, y sobre todo, da mucho coraje que, por si faltaba poco, haya personas que se dediquen a provocar incendios, unos por no tener un dedo de frente, negligentes descerebrados, y otros, los pirómanos, por disfrutar de su locura. Lo que es claro es que, entre todos, estamos DESTRUYENDO EL FUTURO de nuestros hijos. No podemos permitirNOS hacer más daño a la Tierra. Estamos todavía a tiempo, a tiempo si nos ponemos a trabajar desde hoy. No esperemos que los políticos hagan mucho por nosotros, ni por el planeta. Si los ciudadanos no nos concienciamos, nos movilizamos, nos organizamos y EXIGIMOS, ellos seguirán jugando a las guerras y a las casitas, mientras el suelo se quema en sus pies. Es momento de la acción, no esperemos a que el daño sea irreversible. No esperemos, es ahora o nunca podrá ser.

miércoles, 21 de junio de 2017


Por María Isabel Pardo Bernal.

 

21 DE JUNIO, 21…

 

Hoy, hace ya… unos… cuantos años, tuve un aparatoso accidente. Fue la primera vez que tuve consciencia del regalo tan frágil que es nuestra vida. Me aferré a ese don, y supliqué más tiempo. No podía irme sabiendo que me quedaba mucha tarea que realizar. Cuando se tiene una experiencia así,  la perspectiva cambia, se abren las puertas de algún rincón de tu mente, y tu manera de ver y entender el universo se transforma radicalmente. Con el paso del tiempo, y sin saber cómo ni por qué, esas puertas se van cerrando poco a poco, y vas olvidando ese otro mundo extraordinario que apareció de forma súbita, a modo de fogonazo, sacudiéndote bien fuerte, hasta con cierto enfado,  para hacerte comprender circularmente que no son las  preguntas sin respuesta, ni las respuestas sin preguntas previas. Teatraliza el sentido y el sinsentido de mucho de lo que hacemos y experimentamos. Eres un personaje muy secundario con un pequeño papel en una obra de poca importancia.  Muchos, prefieren olvidar lo que se nos muestra con carácter accidental, yo prefiero dejarlo dormido, y una vez, al menos una vez cada año, abrir de nuevo ese portón que quedó dibujado en mi piel y en mi alma. Así, puedo recordarme que no quiero quedarme enraizada en la tierra, pero tampoco quiero despegarme todavía de ella. Mis flores buscan la luz encaramadas al tallo que crece y crece, y se introduce sin miedo por esa contrapuerta hasta el prado mágico de colores desconocidos y brillantes. Me siento bien en este estar y  no estar en parte alguna, porque es la mejor forma de no pecar en la ignorancia, de seguir siendo aprendiza de todo, y maestra de nada, para seguir  siendo yo y saber que nunca seré esclava de la nada.

Hoy es otro 21 de junio, el verano eterno, mi otro cumpleaños, el regalo de  un trastazo que me zarandeó la materia y la esencia; doy gracias.