miércoles, 12 de octubre de 2016




Por María Isabel Pardo Bernal.
10 del 10 de 2016.

 
 

 Aquí llega el diez sin diez,

aquí estoy sin estrellas y sin luna,

aquí, en la noche te desafío,

te requiero, te grito.

Aquí, en la oscuridad de mi playa

 me olvido de las cadenas,

de las caderas,  

de tus brazos  y del frio.

Una  mujer frente a su soledad.

la mujer que ya no llora,

la mujer altiva, la que no humilla…

Y la cortesana

 en las olas se pierde,

en las olas vuela,

en las olas se queda.

La nena

con la frente alta,

vacía de palabras,

vacía de caricias,

vacía de tu agua.

La dueña

en el mar, con su orgullo,

y en los labios,

el último suspiro del hombre

del último gemido del niño.

Y en su interior la brasa,

el fuego y el rocío,

en su entraña

el todo, el amor y

lo sublime de  la nada…

 
Por María Isabel Pardo Bernal.
12 de Octubre de 2016.

 

Esta mañana me he encontrado en el periódico local “Valle de Elda”, una fotografía insólita y muy llamativa. Resulta que el agua de la fuente de una de las plazas más emblemáticas de nuestra ciudad, se ha teñido de un rojo intenso, una fuente de “sangre” muda, parece gritar.  No sé con qué intención se habrá realizado, ni sé si es una broma de mal gusto, o si por el contrario, se ha querido dar un mensaje a todos los eldenses.  Siendo el día que es hoy, y dada la fiesta que se celebra en España, yo que soy romántica hasta aburrir, como ya sabéis lo que me conocéis,  he querido ver una simbólica  y delicada protesta.  Da igual  la motivación de quien o quienes lo han hecho,  la imaginación no tiene límites, y este pequeño acto, nos puede recordar durante toda la festividad,  la cantidad de sangre que se derramó en el nombre de la ambición desmedida y cruel de unos cuantos.  El resto, que nadie generalice, como siempre, no se enteró de nada, o casi de nada, igual que ocurre siempre.  Hechos que son historia, pero que todavía duelen y crean división.  Han pasado siglos, esta generación no es responsable de lo que hicieron sus antepasados, es más, es posible que nuestros amigos de allá tengáis más sangre de los conquistadores que nosotros mismos. Hoy es un día para la paz, no para evocar guerras y muertes. Hoy debería ser un día de estrechar lazos, de abrazos, de banderas blancas. Tenemos mucho que sanar, y mucha historia que rediseñar. No nos dejemos manipular, ni por unos, ni por los otros, elaboremos nuestra  historia, la que queremos dejar a nuestros hijos, trabajemos por y para sentirnos libres y humanos. Las fronteras no existen, las banderas las hemos inventado,  nosotros somos reales, nosotros podemos ser hermanos.

¡Abrazo fraterno, América!