lunes, 15 de agosto de 2016


 
Por  María Isabel Pardo Bernal.
15 de agosto de 2016.
 
 
TRAPOS DE COLORES
 
 
¡Estoy de los trapos de colores hasta la bandera! Es incomprensible como las personas se pasan el supuesto "espíritu olímpico" por el forro de sus naciones ¿No es posible disfrutar con los logros de los deportistas más allá de su origen o de la Federación para la que compiten? ¿No podemos hermanarnos y ser ciudadanos del mundo por una vez y olvidar tantos míseros rencores, enterrar los tópicos, destruir el odio entre diferentes, sucumbir al esfuerzo y la ilusión de gente que lucha  por algo distinto a un trozo de tierra, a una raya imaginaria llena de dolor y sangre a la que llamamos frontera? Me parece increíble que a la sombra de una noticia deportiva se escriban tantas barbaridades y se destile tanta rabia. Me parece absurdo que para defender un color destrocemos personas.  Por otra parte, cierta prensa, comprada y al servicio de su amo, se encarga de atizar el fuego con grandes titulares manipuladores.  Cada noticia que sale de Brasil es una cerilla que se puede encender en cualquier momento. Muchos quieren sacar rédito a los Juegos, otros ya lo han sacado. Los Juegos son ponzoña si no ponemos límites y somos capaces de razonar, de sentir como seres humanos, de volar alto, bien alto, ver las cosas desde arriba y con perspectiva. Los Juegos no son nada si no son capaces de lanzar mensajes de respeto, igualdad de oportunidades, trabajo, honor, lealtad, justicia, concordia, amistad, PAZ… Los Juegos no son nada si los trapos  luchan y se rompen entre ellos, no sirven de nada si la competición no enseña, si no se está capacitado para dar ejemplo a las nuevas generaciones de que el ser humano es algo más que un zombi sin alma y con hambre de sangre.  Este evento es un fracaso si no conseguimos elevarnos por encima de las fronteras y de los trapos.