miércoles, 10 de febrero de 2016


Por María Isabel Pardo Bernal
10 de febrero de 2016

 
DIEZ DE FEBRERO
Momentos oscuros en los que MI mar se revuelve, se eleva, se eriza. Frio y soledad, tormenta y olvido. Me arranco los ojos para no verte, rompo las caracolas para no escuchar tu voz ¡Mira mis manos atadas! ¡Mira mi alma hundida! Las espumas arropan mi cuerpo torturado, un cuerpo desnudo y a la deriva. Las sirenas ahogan sus cantos, el mar, negro y embravecido, rompe mis latidos. La novia blanca, la amante desquiciada, la mujer entregada, la dama de los sueños, la niña enamorada, todas las llevo escondidas bajo mi piel castigada. El bramido de lo que fue, el latigazo de lo que no ha sido, marcado lo llevo en  mis labios, tatuado a fuego por los siglos de los siglos. En mis entrañas tu semilla, el secreto imán con el que los dioses nos han unido. Y ahora, ¡mira lo que has conseguido, Navegante!, ¡mira en lo que me has convertido! Papel mojado, fiera humillada, ser sin destino y vacío. Llanto estéril, la nada en desatino, hada loca, cristal quebrado, mariposa ahogada…   ¡No pregunten por el asesino, les dejo su marca, les dejo su nombre: ULISES, él ha sido!!

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