viernes, 16 de enero de 2015




Por María Isabel Pardo Bernal.

Y DE REPENTE… © 2015

 
 

Permito que mi mar desnude mis pies,

y  acaricie con sus espumas mi blanca piel.

Me dejo arrastrar por sus olas,

y empapar por su agua cálida y salada.

Me pliego a sus tormentas y deseos,

y me resigno cuando me invade

bravo, tierno, apocalíptico o suave.

Soy sumisa ante su ímpetu,

y  poderosa cuando lo requiere.

Soy la dama que lo defiende,

la dama que sitia, arremete, lucha,

y por él,  muere.

Soy la que esconde, y a la que engaña,

la mujer que se da,

 la amante que a todo renuncia,

la niña abandonada.

Soy la que su nombre jamás pronuncia,

 la hembra que lo envuelve,

la que lo arrulla, y amamanta.

Soy su premio y su castigo,

la que danza, la que abre caminos,

soy la gata en su tejado,

y el volcán que derrite el invierno,

su nena de pelo anillado,

la princesa, la criada,

la diabla escapada del averno,

la enfermera, la poeta.

Soy su ama y es mi dueño.

Soy la sirena de su despertar,

y la loba de sus sueños,

soy su paz, y la guerra,

la locura, y el desafío,

el pecado, la flor, y el agua,

soy su destino.

Soy la miel, la caricia, su sombra,

su suerte, su llanto, su sino.

Soy la mariposa, la bruja, el hada,

la señora que lo atormenta,

soy todo lo que  inventa,

soy la otra y no soy nada.   

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