domingo, 18 de enero de 2015


Por María Isabel Pardo Bernal
      ESCRIBIRÉ © 2015


Escribiré, sí, dibujaré palabras en el viento,  desnudaré sentimientos. Crearé realidades y viviré sueños. Escribiré, escribiré y amaré sin medida ni argumentos. No dejaré que amordacen mis labios, ni que censuren mis lamentos. Escribiré, si, volaré, y traspasaré el umbral de los cuentos. Escribiré, por supuesto, y de pasiones vestiré mi cuerpo. Ya lo saben, advertidos quedan: ¡Soy la mujer que lee sus secretos…!

viernes, 16 de enero de 2015




Por María Isabel Pardo Bernal.

Y DE REPENTE… © 2015

 
 

Permito que mi mar desnude mis pies,

y  acaricie con sus espumas mi blanca piel.

Me dejo arrastrar por sus olas,

y empapar por su agua cálida y salada.

Me pliego a sus tormentas y deseos,

y me resigno cuando me invade

bravo, tierno, apocalíptico o suave.

Soy sumisa ante su ímpetu,

y  poderosa cuando lo requiere.

Soy la dama que lo defiende,

la dama que sitia, arremete, lucha,

y por él,  muere.

Soy la que esconde, y a la que engaña,

la mujer que se da,

 la amante que a todo renuncia,

la niña abandonada.

Soy la que su nombre jamás pronuncia,

 la hembra que lo envuelve,

la que lo arrulla, y amamanta.

Soy su premio y su castigo,

la que danza, la que abre caminos,

soy la gata en su tejado,

y el volcán que derrite el invierno,

su nena de pelo anillado,

la princesa, la criada,

la diabla escapada del averno,

la enfermera, la poeta.

Soy su ama y es mi dueño.

Soy la sirena de su despertar,

y la loba de sus sueños,

soy su paz, y la guerra,

la locura, y el desafío,

el pecado, la flor, y el agua,

soy su destino.

Soy la miel, la caricia, su sombra,

su suerte, su llanto, su sino.

Soy la mariposa, la bruja, el hada,

la señora que lo atormenta,

soy todo lo que  inventa,

soy la otra y no soy nada.   

martes, 6 de enero de 2015



Por María Isabel Pardo Bernal
05 de enero de 2015 ©


Nunca pedí a los Magos cosas materiales, esta noche no va a ser distinta. Como cada año,  me gusta pararme en la orilla de mi mar,  buscar en el horizonte esa luz que me hable de ti. Sentir que de alguna forma, tú también buscas esa figura en el cielo que te habla de mí; con eso me conformo, ¿me conformo? ¡Es demasiado, mucho para mí!!  Ellos, hace tiempo, nos regalaron su magia, esa magia que nos hace encontrarnos cada día en mi jardín privado, la magia que me hace sentir golpecitos en el corazón, y plumitas en el estómago. Una magia que hace que mis ojos brillen cuando miro a mis hijos, magia que me hace reír, cantar, saltar, jugar. Me permite disfrutar del color y el aroma de una pequeña flor, saborear un buen chocolate, pasar una fresa por mis labios y desear tu beso,  sentir tu calor cuando me acerco a nuestra lucera… ¡La magia! ¡Cómo recuerdo las noches de mi infancia, esa ilusión que me hacia volar y vibrar! Hoy, esta noche, me doy cuenta que sigo siendo la misma cría que pegaba su nariz en los fríos cristales de la ventana esperando ver aparecer a sus majestades de Oriente, sigo siendo la misma chiquilla de ojos curiosos y boquita atónita que preparaba el agua para los camellos, y los dulces para los Reyes. Esa pequeña que miraba el cielo buscando la estrella que guiaba a esos magnánimos héroes de los sueños, esa dulce nena que pedía un regalito para ella y cientos para sus amigos. Y así, un día como éste, me regalaron, nos regalaron su magia. Por eso, esta noche vaporosa, sigo sintiendo la misma sensación electrizante y maravillosa, las mismas mariposas, las mismas esperanzas, las mismas expectaciones, y sobre todo, sigo sintiendo amor, ese amor infantil y generoso, tierno e inocente,  ese amor que todo lo puede. Hoy, mi rey, has venido, has venido de nuevo a recordarme  que somos magos,  y que sigo siendo una niña, tu niña, tu niña siempre…